Ya no puedo ver mi cielo.
El bosque crece
y se come mi cielo.
¡Ay!, mi pequeña porción de cielo naranja,
no te mueras
que si te mueres
muero yo también.
¿Cómo aguantar esta tristeza fúnebre,
que carcome almas
y desgasta cuerpos?
Mueren mis nubes rojas.
Mueren ahogadas.
Ahogadas en la sangre cálida
que derramé para teñirlas.
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