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sábado, 28 de noviembre de 2009

Estar en el mundo pero no ser del mundo


Ahora es cuando... ahora es cuando me doy cuenta de que no estoy en donde debo estar, nunca lo estuve. Debería estar muerta, allá perdida comiendo mango viche en donde nadie pudiera ver cuando la gota de jugo chorree por la comisura derecha de mi boca.

Siempre sentí que me faltaba algo, nunca supe lo que era. Pero estoy segura, completamente, de que ahora estoy en un lugar vacío... no, realmente no estoy segura de ello, creo que estoy... en ninguna parte, tal vez no pertenezco a algún lugar en especifico, tal vez eso era lo que me faltaba: no estar en algún sitio definido.

Siempre lo supe, en mi inconciente, pero nunca lo acepté, estaba sola (Maldíta soledad acompañada), y... ¿a quién le importa lo que yo diga, lo que piense, lo que haga, lo que escriba, lo que dibuje, lo que sea que sea yo?, a nadie, porque realmente nunca le importé a nadie... quisiera poder capturar el instante de mi muerte, y que todos me vieran, que vieran mis ojos perdidos, blancos e inexpresivos...

miércoles, 18 de noviembre de 2009

La Corriente Vital

La corriente vital, un flujo constante que recorre todo el planeta, fuente de vida y origen de todos sus seres. Shinra descubrió un modo de utilizar la energía de la corriente vital en nuestro beneficio, eso hizo mucho más cómoda nuestra existencia, sin embargo, no hacíamos más que consumir la vida del planeta. Muchos eran los que pensaban así.

Shinra utilizó la fuerza contra todos sus detractores, formó un comando especial llamado Soldado. Cada uno de sus miembros portaba en su cuerpo células de Jenova, el azote venido del espacio largo tiempo atrás para destruir el planeta. Entre ellos estaba Zephiroth, el más destacado soldado, sin embargo la rabia se apoderó de él tras descubrir que era fruto de un terrible experimento de Shinra, después de eso empezó a odiar a Shinra y su odio se extendió a todo: Shinra contra sus detractores, Zephiroth que ansiaba con todas sus fuerzas la destrucción del mundo y los que trataron de detenerle.

Muchas fueron las batallas que se libraron, cada batalla alimentaba la desesperanza, y alguien muy querido para mí volvía a formar parte de la corriente vital. Entonces, llegó el día definitivo, el propio planeta puso fin al conflicto de una vez por todas, utilizó la corriente vital como arma y cuando sacudió la Tierra las luchas, la codicia, la amargura… todo sucumbió bajo el torrente de energía.

La tristeza fue el precio que pagamos para que todo acabara, eso fue lo que me contaron hace ya dos años, pero el planeta estaba más resentido de lo que pensábamos, lo llamaron el síndrome del Geoestigma…

sábado, 7 de noviembre de 2009

Kappore


Vi ninfas correr, elfos, duendes, hadas, gnomos. La ninfa verde, la de las flores en la cabeza, corría y se deslizaba silenciosamente por entre las rocas cubiertas de musgo, huía, ¿de qué?, no lo sé. Ahora la que huía era yo, ¿de qué?, ahora lo sé, de la ninfa. Me lancé al agua sin pensarlo y respiré. Todo era azul, verde o blanco, haciendo figuras de burbujas me fui alejando del lugar, llegando a la profundidad del océano, vistiéndome de algas azul-verdosas y una diadema de espuma…

Me habías abrazado…


Sentí hielo, en lo más alto de las montañas nevadas todo era silencio, todo era blanco o negro, y un frío duro soplaba allá arriba, hasta que esa hermosa nieve, de sombras rosadas, se fue diluyendo rápidamente, dejando sólo la piedra de la montaña, que se fue rajando poco a poco hasta dejar salir los árboles. Resbalé por la piedra húmeda, rodé kilómetros abajo, hasta donde volvía a haber nieve, allá donde habían cavernas llenas de estalactitas y estalagmitas. Y cayó sobre el hielo una lágrima helada…

Me habías besado…

Esta vez fue aire lo que sentí, volaba entre nubes y me vestía de agua, subí, subí, subí, salí de la atmósfera helándome por completo y perdiendo la movilidad, entonces me precipité en picada hacia el planeta de nuevo, atravesé el cielo, y me hundí en mar, el impulso me hizo llegar hasta el centro de la tierra, donde ardía un fuego cálidamente frío, todo era tan tranquilamente caótico. Fue allí donde terminé por derretir me esencia…

Me habías dejado…